Serrat. El maestro y su vicio, Cantar, Gracies Noi.
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12 de mayo de 1965, vestido con su guitarra, un traje, camisa blanca y corbata, un músico imberbe de 21 años se dispone a dar su primer concierto en la catalana localidad de Esplugues de Llobregat.
El inicio
Aquel miércoles comenzaba su carrera musical aquel músico flaco, poeta de la revolución silenciosa de los hijos del régimen.
Músico comprometido y enamorado de su tierra, su mar y su música, pocos hubieran adivinado que estaban siendo testigos del concierto de una leyenda de la música, ya no solo nacional sino mundial.
Han pasado los años, sus niños han dejado de joder con la pelota, Penélope y Lucia han superado los dolores de cabeza y ha matado dos pájaros de un tiro.
Un revolucionario sin pistola.
Joan Manuel Serrat, un bebé nacido en la Barcelona de 1943.
En Madrid un achaparrado ferrolano con voz de soprano e ínfulas de emperador disfrutaba de sus mejores años en su carrera de dictador no se imaginaba que una nueva generación de revolucionarios de la palabra estaba naciendo para hacer su vida un poco mas incomoda y despertar las conciencias de un pueblo sometido.
Un vicio que perdura y mejora con los años.
78 años han pasado desde entonces y nada y todo queda de aquel joven Joan Manuel, 78 años después mantiene su mayor vicio, cantar.
Un vicio que no solo lo ha matado sino que lo ha mantenido con más vida que nunca. Un vicio que ha enamorado a nuestras madres, espoleado a nuestros padres, inspirado a las nuevas generaciones de cantautores y marcado un antes y un después en la historia musical universal.
El solaz del guerrero armónico.
Y es por eso que su primer concierto de esta gira de despedida, se celebró en New York.
Este artículo sería sencillísimo de escribir, podría seleccionar cualquier publicación, cortar y pegarlas todas y seleccionar los mejores fragmentos, unificar el estilo de redacción para engañar al algoritmo de google y triunfar como articulista pero no, no voy a escribir nada que tenga que ver con esto. Cuando Serrat empezó a cantar yo ni siquiera había nacido, cuando yo crecí, en mi casa no se escuchaba música, la colección de discos de mis tíos, que escuchaba a escondidas cuando no había nadie en casa, estaba repleta de discos sorpresa fundador, Rubettes, Beatles, Sweet y Voces amigas.
Nuestro amor entre 6 cuerdas y la historia de los inadaptados.
Descubrí a Serrat a través de Ismael Serrano y Pedro Guerra, Serrat me llevó a Sabina y Krahe, Krahe me descubrió a Brassens y desde entonces forma parte de mi vida músical.
El maestro ha decidido descansar, disfrutar del trabajo bien hecho de toda una vida y, quien sabe, escuchar las letras y voces de los nuevos cantautores que están naciendo o por nacer.
Sea como fuere, todos estamos en deuda con: Joan Manuel, Aute, Pastor, Sabina, Silvio, Milanes, Parra, Sosa, Jara y un largo etc de valientes.
Generaciones de valientes que se atrevieron a desafiar a los opresores de sus pueblos empuñando las únicas armas que los seres humanos deberían utilizar, los instrumentos musicales, cargados con la mejor munición del mundo, las octavas.
Nuestro vicio, su eternidad
Serrat dice que se va, no es cierto, Serrat no se irá nunca, lo tenemos grabado a fuego y será recordado incluso cuando ya no estemos aquí.
Porque Joan Manuel es un dios y se ha ganado a pulso, la eternidad. Su Olimpo, el Palau Sant Jordi. Los gallegos tendremos que peregrinar hasta allí o manifestarnos como en el mayo francés por las calles de A Coruña, sea como fuere, todas y todos estaremos despidiéndonos del maestro en su casa, el escenario.
Gracias por pasarnos el vicio, maestro Joan Manuel, Hoy puede ser un gran día.